sábado, 2 de septiembre de 2017

El Perdón, Relato de Francisco Calero Recuero

Corría el año 1957 cuando Antonio Iniesta, siguiendo el consejo de su buen amigo Pepe Díaz, se puso a escribir, en sus descansos de pintura, otra de teatro que tituló “Sotomayor”. Un drama en tres actos que se desarrolla en Manzanares durante la Invasión Francesa en 1809. Estrenada en el viejo Gran Teatro el 14 de septiembre de 1958, fiesta de Nuestro Padre Jesús del Perdón, alcanzó un éxito sin precedentes, cinco días seguidos se colocó el cartel de no hay entradas y el público se llevaba las sillas de su casa ocupando hasta los pasillos.

Para lo que tuvieron  la suerte de trabajar en la obra es un recuerdo inolvidable, no solo por las representaciones sino también por los ensayos. Fueron muchas horas de agradable convivencia con Antonio Iniesta, Pepe Díaz, Luisillo, Pepe Enrique, Manuel Piña, Diosinio Casado, José Fernández-Pacheco … que ya marcharon de este gran teatro del mundo.

La escena cumbre de la obra final, donde Iniesta compone la escena con el cura párroco Fray D. Pedro Alavarez de Sotomayor (Pepe Enrique) implorando de rodillas el perdón para un condenado a muerte (Luis Zárate) y el pueblo, en nombre de Nuestro Padre Jesús al general francés Sebastiani (Angel Casado); el diálogo se desarrolla dentro de una tienda de campaña en el capitán (A.G. Sacristán) como testigo y una pareja de apenados viejos (Merce Díaz y Francisco Calero), padres del condenado. El general, católico, perdona al reo y al pueblo de Manzanares y entrega su fajín a Sotomayor para que se lo imponga a la Imagen de Jesús. La trama de la obra fue resuelta así por el autor.

La realidad parece que fue de otra manera y así lo hemos entendido siempre. El general Sebastiani, que venía al frente de sus tropas, procedente de Santa Cruz de Mudela, dispuesto a pasar por las armas al pueblo de Manzanares, en represalia por los acontecimientos del 6 de junio en el Hospital, se encuentra en el paraje del Cristo de las Agonías con un grupo de gente alrededor de una imagen de Cristo con la Cruz a cuestas. Sotomayor tuvo la feliz idea aquél 31 de marzo de 1809, que era Viernes Santo, aprovechando que las imágenes estaban en la Parroquia para las procesiones, de salir al encuentro de las tropas francesas con el Cristo Arrodillado al que tenía gran devoción por recordarle al Jesús Nazareno de su pueblo, Lucena (Córdoba). Al pueblo, ofreciendo heroica resistencia largo tiempo a la invasión de los franceses y con el consiguiente sufrimiento, se le avecina la llegada de esas tropas sedientas de venganza. Difícil le sería a Sotomayor encontrar voluntarios que cargasen con la imagen de Jesús pero el caso es que allí estaban con mucha fe y probablemente con más miedo que arrepentimiento. El general francés escucha a Sotomayor y al ver la mirada de Jesús, aquella cara impresionante de aquél Cristo, perdona al pueblo, baja de su caballo, se quita el fajín y se lo pone a la Imagen. Al mirar a Jesús toda esa sed de venganza se vino abajo. Jesús obró el milagro. Desde entonces ese fajín lo ciñe la Imagen cada 14 de septiembre.

Como Apoteosis final de la obra de teatro de Iniesta aparece en el escenario la Imagen de Nuestro Padre Jesús (A.G. Sacristán). Sotomayor, en presencia del general y gente del pueblo, se acerca a la Imagen y le pone su fajín. A continuación Sotomayor recita los versos que Antonio Iniesta compuso cuando el 29 de agosto de 1942 llegó la nueva Imagen a Manzanares:

                               Señor:
                                               Traigo los ojos llenos de luz de amaneceres,
                                               Te he visto y te he llamado;
                                               Has vuelto tranquilo la cabeza
                                               Y me has dado tu mano y te he seguido
                                               Cuando he querido hablarte habían huido
                                               Y postrado de hinojos he llorado
                               Señor:
                                               Traigo los ojos repletos de esperanzas y de amores
                                               ---------------------- el telón de va cayendo lentamente

En el año 1990 la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Perdón encarga a Iniesta un óleo que refleje la petición y el perdón concedido por el general Sebastiani a Manzanares. Iniesta es gran pintor de paisaje, la figura no es su fuerte, pero es también gran devoto de Nuestro Padre Jesús y Manzanares lo lleva en el corazón, la idea le ilusiona y acepta el encargo. El había estudiado y trabajado sobre aquella gesta, su obra de teatro “Sotomayor” la tenía en su mente. En su estudio de la calle de la Cárcel prepara su caballete, el lienzo, la paleta, los pinceles y se pone manos a la obra sentado en su taburete. Con el mayor empeño imagina la escena y vuelve a ver a Sotomayor, de rodillas, recibiendo el fajín del general. Centra esas  dos figuras en el lienzo, en primer plano, y son las primeras que pinta, son sus protagonistas. Después, alejado, a la derecha, en un segundo plano, la imagen de Jesús difuminada con un grupo de gente y a la izquierda el ejército francés y ya en la lejanía la torre de la Iglesia parroquial. Este es el cuadro y ésta es la escena. El encargo está cumplido, interpretado así por el pintor, y el óleo, en 1991, se coloca en la pared izquierda de la ermita. Iniesta estaba orgulloso de su cuadro y lo podía ver todos los días en sus visitas a Jesús, hasta que el 26 de enero de 1999 Iniesta muere. El gran pintor manzanareño deja su testimonio. Hoy Sotomayor e Iniesta tienen su calle en Manzanares, formando ya parte de su historia.


Un año más llega el día de la gran fiesta de Nuestro Padre Jesús del Perdón, un año más se ceñirá a la Imagen el fajín del general francés Sebastiani y Nuestro Padre Jesús del Perdón saldrá a la calle envuelto en el fervor popular. No dejará su mirada de fundirse con la nuestra calando en nuestros más íntimos sentimientos, dejándonos un remanso de paz interior. Al mirar a Jesús comprenderemos la reacción del aquél general francés ante aquella Imagen, entendemos que es muy difícil no perdonar cuando Jesús tuvo tanto que perdonar a pesar de estar muriendo en la Cruz. Jesús pasará de nuevo por las calles de Manzanares acompañado por su Hermandad y por la gran multitud de gente agradecida por sus favores. En la fila faltará, entre otros, un asiduo acompañante, Antonio Iniesta, aunque quizás esté mas cerca de lo que pensemos.


Antonio Iniesta

No hay comentarios:

Publicar un comentario